- El dúo de Cornellá presenta 'Allenrok', un disco más maduro y mestizo tras tres años de silencio discográfico.
- «Es el disco más nuestro que hemos hecho nunca»
MADRID. «Hay vida más allá de la rumba». Lo demuestra Estopa, el cañero dúo de los hermanos Muñoz que ha hecho historia en la música popular durante la última década y que ahora viaja «Rumba a lo desconocido». Juegos de palabras aparte, tras casi tres años de silencio, Estopa regresa a la carretera con Allenrok, -Cornellá al revés y con una k muy rockera- un disco vitalista, mucho más maduro y mestizo en el que la rumba es sólo uno de los muchos y variados ingredientes que dan sabor al mejunje. Una docena de temas «compuestos, cantados y producidos» por David y José Muñoz «muy a nuestro gusto».
Días antes de que llegara a las tiendas el disco -que ayer salió a la venta-, los programan P2P de Internet echaban humo y contabilizaban -debido a un error que dejó el original accesible 72 horas- más de un cuarto de millón de descargas de un disco que Sony-BMG tiene aún bajo siete llaves.
Vestidos con vaqueros y camiseta, armados sólo de sencillez, simpatía y autenticidad, rodeados de botellines de agua mineral, los hermanos Muñoz afrontan encantados la promoción de Allenrok. «Volvemos con mucha fuerza y haciendo lo que queremos como los Monty Python», dicen sobre un disco distinto y muy variado, que mezcla la energía de la que andan sobrados con el sentimiento callejero del rock con aires sureños y sus características guitarras rumbeadas. Hay temas poperos, heavies, melódicos, bluseros, latinoides, hiphoperos, punkarras, sintéticos y rockeros.
«Además de ser un homenaje a nuestra ciudad, es el disco más nuestro que hemos hecho nunca. Es el primero en que hemos producido en su totalidad y en el que hemos controlado el proceso de principio a fin», se ufanan David y José. «Es un disco 'Estopalomo', por aquello del yo me lo guiso yo me lo como» y el homenaje mas sentido a su pueblo, que recrean en la portada como un parque temático. «Si Woody Allen tiene Manhattan, nosotros tenemos Cornellá. No la cambiamos por Malibú ni 'jartos de grifa'».
Hace tres años los Hermanos Muñoz decidieron darse un «respirito». Volver a llevar una vida sencilla en su ciudad, junto a sus padres y al cuidado del crío que ha hecho al papá David sentar un poco la cabeza. «Echamos el freno en octubre de 2006. Hemos estado con la familia, en el que era nuestro bar hasta que lo traspasamos, jugando al baloncesto y poco más. Pero no vagueando sin más. Todos los días hacíamos algo hasta que, cuando nos dimos cuenta, teníamos 40 canciones. Estamos un puñado de meses de estudio».
Unas canciones que firman a alimón y que también crean a dúo, en una suerte de pimpón en el que melodías y textos pasan de David a José y viceversa. «Las doce que hemos incluido en el álbum responden a otras tantos estados de ánimo» dicen de un ramillete de temas que parten de Cuando amanece y concluyen en una Pesadilla.
Los grabaron en los estudio Sonoland, donde se sienten «como en casa». «Grabamos solitos, a nuestra bola y con plena libertad» se felicitan. Además de arriesgar más con las músicas, en las letras se muestran mucho más maduros y «menos locatis». «Las letras son más poesías que habladurías; más Gato Pérez, historias tragicómicas sobre personajes que son como nosotros o que tienen bastante que ver con nosotros».
Murcia, Valencia y Torrevieja serán las primeras tres etapas de una gira que comienza el próximo 9 de mayo y que les llevará por media España.


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